jueves, 12 de mayo de 2016

Cuando el cine dibuja el #protocolo


El cine es un perfecto instrumento para transmitir la cultura, las tradiciones y el sentir de un pueblo...

Hay películas que resultan, simplemente, deliciosas de ver, esta es la sensación que tuve con "Nuestra Hermana pequeña" la última película del director japonés Hirokazu Kore-eda, inspirada en el cómic manga 'Umimachi Diary' de Akimi Yoshida. 


Podría hablar desde múltiples ámbitos, el amor a la vida, la tolerancia, la aceptación, los retos, el perdón, la contemplación, la música, la belleza de las imágenes, los cerezos en flor...



lo que para algunos puede resultar lento, para otros, como yo, es un precioso retrato de lo cotidiano, de lo sencillo, que deja con ganas de seguir profundizando en el Japón y sus tradiciones. es por ello por lo que hoy la voy a recomendar como aportación al protocolo.




Durante los  más de 120"observamos cantidad de pequeños detalles que nos hablan de tradición, de costumbres, de protocolo. 

Empezando por como evitan tocarse, la falta de contacto físico es una cuestión de respeto educacional, incluso las madre tradicionalmente no besan a sus hijos, como ya es sabido, salvo en momentos muy muy especiales, rara vez se abrazan, ni para despedirse, pero eso no resta calor, es una filosofía diferente.
En el hogar de las protagonistas de la película, como en la mayoría de los hogares japoneses, existe un altar, (butsudán) ante el que se arrodillan como muestra de respeto, culto y veneración a los ancestros, mientras tocan delicádamente una pequeña campana, e inclinan la cabeza a la vez que juntan las manos.

Los funerales, muy presentes,  hay tres en esta película. Son distintos, dependiendo a quien estén dirigidos, y con motivo de qué,  ya que también se celebran determinados aniversarios.


Hay una fuerte presencia de la comida y su elaboración, la cultura más tradicional se transmite y se conserva como un bien importante y perdurable en el tiempo. 
Las hermanas cocinan y comen juntas, elaboran el curry de marisco que aprendieron de su madre y el licor de ciruela de la abuela, (umeshu), es curioso como las ciruelas son finamente pinchadas para que suelten su jugo, pero no es un pinchazo cualquiera, son una serie de pequeños toques que dibujan la inicial o algo distintivo de quien lo elabora y en cada uno de estos "ritos" van fortaleciendo los vínculos que las convierten en familia.   



Es llamativo observar, como aquello que para nosotros sería una falta, en la cultura asiática es normal, como acercarse el plato a la boca por ejemplo, detalles que observamos a lo largo de toda la película.


 No faltan los toques de modales y saber estar, regañinas por comer deprisa o poner demasiada soja al arroz, como cada una usa un tipo de vestimenta para cada ocasión y acorde a su estilo, o en que momentos entra en juego el kimono tradicional.


Una película que nos muestra como hay tradiciones que merece la pena conservar,  son las que a pesar de la evolución  hacia mundos tecnológicos y más fríos, siguen dotando a la sociedad de ese bien preciado que es la humanidad.